Nuevas Ideas pide declarar Hija Meritísima post mortem a Rufina Amaya

Según se lee en el anteproyecto de decreto, los diputados buscan reconocer el trabajo para denunciar los hechos y buscar justicia para las más de mil víctimas, entre estas menores de edad.

Ene 12, 2023 | 0 Comentarios

El miércoles pasado, el partido Nuevas Ideas ingresó una iniciativa de ley ante la Asamblea Legislativa, dirigida a reconocer como Hija Meritísima de El Salvador post mortem, a Rufina Amaya, única sobreviviente de la masacre del Cantón El Mozote y Sitios Aledaños, ocurrida entre el 10 y 13 de diciembre de 1981.

Según se lee en el anteproyecto de decreto, los diputados buscan reconocer el trabajo para denunciar los hechos y buscar justicia para las más de mil víctimas, entre estas menores de edad.

Amaya nació en 1943, fue la única que sobrevivió a uno de los peores crímenes de guerra en Latinoamérica. Naciones Unidas dio cuenta de de 900 muertos y un centenar de niños.

En El Mozote, Amaya fue la única sobreviviente y testigo de lo acontecido, quien pudo presenciar cómo los militares asesinaron a su esposo Domingo Claros y a cuatro de sus hijos de nombres Cristino, María Dolores, María Lilian, y María Isabel. Ella denunció los hechos en 1982 y posteriormente en 1990 cuando se abrió el proceso judicial contra el ejército, asimismo identificó a los autores en su testimonio rendido ante la Comisión de la Verdad en 1993, el cual fue clave para individualizar la participación de los militares y deducir responsabilidad de parte de la unidad que ejecutó el genocidio.

El testimonio fue desvirtuado por el Gobierno de Estados Unidos cuando las declaraciones de Amaya fueron retomadas por el New York Times y The Washington Post.

Después de los hechos Rufina tuvo que refugiarse en campos de asilados en Honduras, donde permaneció casi un año, regresando posteriormente al país. Pero las amenazas continuaron así que tuvo que escapar.

De acuerdo a su relato, los militares llegaron en un principio, el 10 de diciembre a realizar un operativo de «despeje» de guerrilleros en la zona norte de Morazán, prometiendo que los habitantes no tenían que temer, mientras se encontraran en casa. Sin embargo, Rufina contó que los soldados del Batallón Atlacatl se tomaron rápidamente el caserío y obligaron a los habitantes a salir de sus casas y que se formaran en filas hacia la plaza del lugar. A media noche, se les ordenó que regresaran a sus casas. Por el temor del operativo, poblados de zonas aledañas llegaron a refugiarse a El Mozote.

En la madrugada del 11 de diciembre, los soldados comenzaron a golpear las puertas y sacaron a la gente a la calle, formaron grupos de hombres, mujeres y niños. Los hombres fueron llevados a la iglesia y las mujeres y niños los condujeron a una casa.

Mientras se encontraban en cautiverio, llegó un helicóptero que transportaba a colaboradores del Coronel Domingo Monterrosa, principal responsable de ordenar la masacre, a quienes identificó de apellidos Grijalva, Azmitia y Cabrera Cáceres.

Poco después el helicóptero despegó y los gritos de muerte comenzaron a resonar. En grupos de cinco y vendados y amarrados de manos, los hombres eran sacados de la iglesia y fusilados. Los que quedaban agonizando eran decapitados. A las 12 del medio día del 12 de diciembre, ya habían terminado de matar a todos los hombres. Las mujeres no corrieron con mejor suerte. Los soldados entraron por la fuerza a la pequeña casa y seleccionaron a las mujeres jóvenes. Oculta en arbustos, Rufina pudo ver como los soldados violaron a las mujeres, y luego asesinaron a los hombres, mujeres y niños ametrallándolos con sus fusiles y luego sepultando sus cuerpos.

Amaya falleció en 2007 a sus 64 años tras una larga enfermedad, sin poder ver a los autores de la masacre en prisión. Le sobreviven su hija Fidelia, su hija Marta, de su segundo matrimonio; y un hijo de nombre Walter Amaya. Su hija Marta Maritza Amaya, ha procurado conservar su memoria creando junto a otros familiares el Museo Rufina Amaya, el cual tuvo que ser cerrado por las amenazas.

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