Putin va a la guerra… que ya existía hace 7 meses

Todo indica que el presidente ruso busca una pausa de unos seis meses para barajar de nuevo después del invierno

Sep 28, 2022 | 0 Comentarios

El reciente discurso de Putin en cadena nacional, es motivo de numerosos debates y análisis. Ocupando el centro la atención de la prensa lo referido a la movilización de 300 mil reservistas y la prohibición de salir del país a rusos de entre 18 y 60 años. No obstante, el punto más importante de lo dicho por el mandatario ruso pasa por otro lado. La admisión, no explicita, que la operación militar especial, punitiva y breve que se pensó en febrero, es hoy una guerra lisa y llana donde Rusia ha perdido por el momento la iniciativa estratégica.

El otro punto a resaltar, la intención de detener el avance y escalada de Ucrania por medio de un congelamiento del frente de batalla. No nos referíamos al invierno que en pocos meses dificultará las operaciones ni la temporada de lluvia y barro que se iniciara a mediados de Octubre y que durante dos meses y parará las operaciones militares más amplias y que usan blindados y material pesado. Hacemos mención a la decisión de convocar de manera urgente a una consulta popular en las zonas ocupadas por Rusia para dar el via libre a la anexión lisa y llana de esos espacios a la Federación Rusa. El hacerlo, permitirá que cualquier avance de Ucrania sobre éstas zonas sea considerada un ataque al suelo ruso y que así quede habilitada la posibilidad de usar cualquier tipo de armas no convencionales.

Un tema a considerar, es que las fuerzas rusas sólo controlan entre el 60 y el 70 por ciento de esos espacios y que el resto es campo de batalla o con masiva presencia militar ucraniana. Con ésta decision urgente, más la temporada de pantamos y luego el invierno, busca tener un espacio temporal de unos seis meses. En ese período, Moscú espera poder asistir a crisis políticas y socioeconómicas en los países europeos que apoyan a Ucrania y mayores tensiones entre los miembros de la Unión Europea que tienen la voluntad de seguir respaldando a Kiev y otros que no.

No termina de quedar en claro si el ánimo de la sociedad y la clase política de los paises europeos es tan frágil y posmoderna para no aceptar ningún sacrificio. Los próximos meses nos dirán si eso es así. De todas formas nada indica que paises claves en su ayuda militar, de inteligencia, entrenamiento y humanitaria para Ucrania como son los EEUUReino UnidoPolonia, escandinavos, balticos, etc., vayan a descontinuar sus acciones.

Ese parate de varios meses, le permitiría a Rusia avanzar en la organización y en el entrenamiento de efectivos y buscar rellenar sus arsenales desgastados por la intensa guerra. De todas formas, queda claro que lo mejor de las FFAA rusas fue asignada y está siendo usada desde el inicios de la invasión en febrero. Desde ese momento más de 300 oficiales de rangos medios y altos fueron muertos, incluyendo 12 generales. A lo largo de 7 meses de choques armados, Moscú no logró el control total del espacio aéreo ucraniano ni tampoco transformar el Mar Negro en aguas calmas monopolizadas por Rusia.

Los anuncios de Putin, aceleraron la fuga de decenas de miles de jóvenes y no tan jovenes. Ya desde comienzos de años se calcula que abandonaron el pais unos 300 mil rusos, en su gran mayoria profesionales de clase media y media alta. Solo cabe esperar que ese número se incrementente radicalmente. Una perdida masiva de materia gris.

Pocos días antes del discurso de Putin, él mismo asistió a dos gelidas reuniones con los mandatarios de China y la India. Ambos, con sus formas y estilos, no dudaron en pedirle a Putin que ponga fin a la guerra y que se busque ir avanzando hacia un escenario de mayor calma y normalidad. Dos posturas muy distantes de la retórica de Moscú de un apoyo ferreo y activo de parte sustancial del mundo, exceptuando los EEUU, Europa Occidental, Japón, Australia y Canadá.

China en general y Xi Ximping en participar, con el Congreso del Partido Comunista de noviembre donde buscará declararse gobernante eterno, y con una economía creciendo la mitad o memos que pocos años atrás, lo que menos necesitan es meter a China en las sanciones occidentales que afectan duramente a Rusia y aliados. Probablemente Beijing creía en febrero que sería una guerra corta y contudente y un duro golpe para el prestigio de los EEUU y sus aliados europeos. Pero siete meses después y con Kiev a la ofensiva, él panorama es radicalmente distinto.

Finalmente, si bien los gobernantes rusos desde comienzos de la guerra han hecho mencion unas 40 veces a la posibilidad de uso de armas de destrucción masiva, el mensaje de Putin marcó la escalada más aguda en esta casi semanal amenaza. El uso tan sistemático y reiterativo, ha llevado a la prensa mundial y muy probablemente a los analistas y decisores occidentales a tomar más y más a la ligera ese tema.

Por ese mismo uso y abuso con la cuestión nuclear, el mismo Putin se vio obligado a aclarar en su alocución que no se trataba de algo dicho al pasar. Declaración poco usual para el lider de una potencia dotada de armas de destrucción masiva.

En este escenario, cabría recordar la prolífica y profunda obra del recientemente fallecido Robert Jervis. Uno los especialista mas importantes del ultimo medio siglo en cuestiones de seguridad internacional y armas nucleares. En sus escritos de mediados de los años 70, puso en el centro de la escena como los Estados pueden escalar a un conflicto nuclear por más que la ecuación costo beneficio sea totalmente irracional. Una versión a escala internacional del juego de la gallina que se puso de moda entre los jóvenes americanos en los años 50. Dos autos lanzados de frente a toda velocidad y el que doblaba antes era la gallina.

Tal como nos recuerda Tucidides en su monumental obra La Guerra del Peloponeso de 2400 años atrás, los Estados van a la guerra por la combinación de orgullo, miedo e intereses. En otras palabras, el espacio para lo irracional y los errores de percepción de los decisores es sustancial. Más cuando se trata de regímenes en donde no existen sistemas de frenos y contrapesos como la la división de poderes, libertad de prensa, una sociedad civil fuerte y activa.

En occidente los lideres pagan sus errores con derrotas electorales y marginalidad en el manejos del poder. En los paises autocráticos, el precio a pagar es mucho mas duro y brutal y por ello mismo los márgenes de riesgos a tomar puede ser mayores. Todo indica que Putin busca una pausa de unos seis meses para luego barajar de nuevo. Lo cual no implica que en estos meses no se pueda llegar a una una situación de precipicio de extrema gravedad. Más aún cuando ya no estamos en ambitos relativamente previsibles como fue la bipolaridad 1945 1989 y la unipolaridad de los EEUU entre 1990 y bien entrado el siglo XXI. El ascendente multipolarismo que ve una parte grande de la academia, nos lleva a malos recuerdos cómo 1914 y 1939. Años caracterizados por multipolarismo y agudos nacionalismos. Como dice la famosa frase atribuida a Mark Twain “La historia no se repite, pero rima”.

Por Fabián Calle

Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires

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