Un hombre, identificado como Mario N., fue condenado este martes a cadena perpetua en Alemania por el asesinato de un empleado de una gasolinera que, durante la pandemia de coronavirus, le pidió que usara mascarilla.

“El asesino de la gasolinera”, como se lo conoce desde entonces, abandonó el local cuando le pidieron que usase la mascarilla. Luego regresó armado y disparó al empleado.

Los hechos ocurrieron el 18 septiembre de 2021 en la localidad de Idar-Oberstein (oeste de Alemania).

La audiencia provincial de Bad Kreuznach encontró además a Mario N. culpable de tenencia ilegal de armas.

El hombre de 50 años acusado de haber matado a un empleado de una gasolinera de 20 años, el 18 de septiembre de 2021, en Idar-Oberstein, en un tribunal local en Bad Kreuznach, Alemania, el 21 de marzo de 2022. REUTERS/Wolfgang Rattay/Archivo

Mario N. admitió su culpabilidad y expresó arrepentimiento. La fiscalía había pedido una condena por asesinato mientras que la defensa solicitaba que se calificase el hecho de homicidio.

La culpabilidad de Mario N. nunca estuvo en duda por su confesión -decía haber matado al empleado porque no le había querido vender una cerveza sin mascarilla– y por las imágenes de las cámaras de vídeo en el local.

Uno de los argumentos de la defensa era que en el momento de los hechos el acusado tenía un nivel de alcohol elevado y no era completamente dueño de sus actos.

El hombre de 50 años acusado de haber matado a un empleado de gasolinera de 20 años, el 18 de septiembre de 2021, en Idar-Oberstein, se sienta con una máscara facial en un tribunal local junto con su abogado Alexander Klein en Bad Kreuznach, Alemania, el 21 de marzo de 2022. REUTERS/Wolfgang Rattay/Archivo

El asesinato de la gasolinera desató en Alemania un debate sobre la radicalización de los negacionistas de la pandemia y del mundo de los llamados “Querdenker” (Pensadores transversales).

En foros de internet de la extrema derecha el asesinato incluso fue celebrado mientras que la mayoría de los partidos políticos se mostraron conmocionados.

La víctima era un estudiante de 20 años que trabajaba en la gasolinera para financiar sus estudios.